no seas zaparrastroso

no tengo recuerdos de comprar ropa, sí de ir a comprar libros usados, al parque centenario, o ir a las ferias del libro. cuestión que la ropa nos llegaba de familiares con guita y nos la repartíamos. así que rara vez te tocaba algo que realmente te guste, porque además de blancos y con guita tenían preferencia por esos estampados noventosos horribles y/o con las marcas bien grandes. éramos pobres, nos comíamos el orgullo para poder estar vestidos, pero al menos éramos anticapitalistas.

así que en la adolescencia empecé a vestirme como quería, con la poca ropa que aceptaba en mi desarrollo estético del momento y que usaba hasta que se caía a pedazos, para preocupación de mi familia.

si andás zaparrastroso te van a discriminar.

una vez estábamos con esos mismos buzos noventosos con mi hermana y lo acompañamos a mi viejo al mayorista a hacer las compras. nos pidió que esperemos en la puerta mientras compraba, pero como tardaba entramos a ver qué pasaba. ví la seña que una cajera le hizo a otra y cómo nos siguió mientras lo buscábamos, con esa confusión clasista de les trabajadores de comercio.

ahora me acordé que una vez, de pre-adolescente, me conminaron a comprar una campera de jean con un bordado horrible en la espalda. está buena, es de calidad, está barata, superaban a que estés cómodo y no sientas que todo el mundo te mira. por suerte cuando me empezó a gustar, alguien se la manoteó por la ventana de la camioneta.

una vez, de pre-adulto, me obligaron a ir a una cita con ropa que no esté gastada. terminé cediendo por un pantalón jamaiquino y una camisa blanca que me quedaba gigante.

ahora que me visto como quiero, tengo la ropa que me resulta cómoda y la sigo usando hasta que se deshace, porque me rompe las bolas ir a comprarla, explicarle a les vendedores lo que busco, decirles que no, que me estén encima o que me ignoren.

hace unos años dando un taller con compas migrantas de bolivia, del perú y del paraguay me dijeron profe, tiene el pantalón roto, no se dió cuenta.

el otro día hacía frío y salí con zapatos y un sobretodo de marca bolivia que me compré de oferta y siempre me da culpa no haberle dado propina al chabón que me lo trajo. está bueno, es de calidad, estaba barato, pero el forro se rompió en todos los bolsillos.

abogado, me recibió un porteño blanco de ojos claros en un espacio común. solo me salió decir eh, en vez de avisarle que tenga cuidado con hacerle notar la ropa a una persona que está procesando su racismo internalizado.